miércoles, 24 de febrero de 2010

Stop Crying Your Heart Out.


Mantente arriba, aguanta, no te asustes, tú nunca cambiaras lo que ha sido y fue. Puede tu sonrisa brillar, no te asustes. Tu destino puede protegerte porque todas las estrellas se están desvaneciendo, solo trata de no preocuparte, las veras algún día, toma lo que necesites y se como tú eres y deja de hacer llorar a tu corazón.

Levántate (levántate), vamos (vamos). ¿Por qué te asustas? (Yo no estoy asustado). Tú nunca cambiaras lo que ha sido y fue. Solo trata de no preocuparte, las veras algún día.

Todos nosotros somos las estrellas, nos estamos desvaneciendo. Solo trata de no preocuparte, nos veras algún día. Solo toma lo que necesites, se como tú eres y deja de hacer llorar a tu corazón.

"don't be scared


you'll never change what's been and gone

may your smile (may your smile)

shine on (shine on)

don't be scared (don't be scared)

your destiny may keep you warm".
 
You'll never change what's been and gone.
 
 
 




Hoy va ser el día en que ellos van a recordarte lo que pasó, tú ya deberías de algún modo haberte dado cuenta de lo que tienes que hacer. Otra vez, el chisme que está en las calles es que tu corazón está quemándose. Estoy seguro que lo has escuchado antes pero realmente nunca dudaste.


Y todos los caminos en los que tenemos que andar están poniéndose difíciles y todas las luces que nos guían hacia allá están apagándose.

Porque tal vez vas a ser la única que me salve y después de todo eres mi maravilloso apoyo.

¿Hoy va a ser el día? (Pero ellos nunca te lo volverán a recordar). Por ahora deberías de algún modo haberte dado cuenta de lo que no vas a hacer.

Yo no creo que nadie sienta lo que siento por ti ahora. Hay muchas cosas que me gustaría decirte pero no sé cómo.




(OASIS)

martes, 23 de febrero de 2010

Lágrimas de la literatura.


Distintas clases de lágrimas: lágrimas de niño, de hombre, de mujer, de santo o de héroe, lágrimas amargas, tristes, alegres, sinceras, o falsas; lágrimas de orgullo o vergüenza; de humildad o de soberbia, infinitas lágrimas, de ayer, de siempre.
Según San Agustín: El llanto es mas espontáneo, más natural al hombre que la risa, algo incontrolable.

 Poema de Shakespeare: Venus y Adonis.

Shakespeare: ¡Oh, qué bien se dan y toman lágrimas y ojos!
Sus ojos se miran en las lágrimas y las lágrimas en sus ojos, doble cristal que refleja un doble sentimiento que los suspiros tratan de sacar; más como en un día borroscoso en el que reinan, ahora el viento, ahora la lluvia, los suspiros secan sus mejillas y las lágrimas las mojan otra vez.




Convencido estoy una vez más que el llanto no es una flaqueza femenina sino una imperiosa fuerza interior que de igual manera se manifiesta en jóvenes y viejos, en ricos y pobres, en inteligentes y mediocres, sin importar la condición social. ´Pobre de aquel que no tiene la capacidad de llorar.

Francisco de la Maza (Lágrimas de la literatura).

domingo, 21 de febrero de 2010

Miradas.

África en la mirada.

Buscando tu mirada.

Enamórate con la mirada.

La mirada azul.

La mirada que acaricia.

La mirada serena.

Mirada.

Mira al alma.

Miradas.

Miradas cristalinas.

Miradas mexicanas.

Mirada perdida.

Simples miradas.

Una mirada para abatir los albatros.


Cuando la vida te devuelve la mirada.



Nadie sabe en qué noche de octubre solitario,
de fatigados duendes que ya no ocurren,
puede inmolarse la perdida infancia
junto a recuerdos que se están haciendo.
Qué sorpresa sufrirse una vez desolado,
escuchar cómo tiembla el coraje en las sienes,
en el pecho, en los muslos impacientes
sentir cómo los labios se desprenden
de verbos maravillosos y descuidados,
de cifras defendidas en el aire muerto,
y cómo otras palabras, nuevas, endurecidas
y desde ya cansadas se conjuran
para impedirnos el único fantasma de veras.

Cómo encontrar un sitio con los primeros ojos,
un sitio donde asir la larga soledad
con los primeros ojos, sin gastar
las primeras miradas,
y si quedan maltrechas de significados,
de cáscara de ideales, de puresas inmundas,
cómo encontrar un río con los primeros pasos,
un río -para lavarlos- que las lleve.
 
 Mario Benedetti.  (Las primeras miradas)

sábado, 20 de febrero de 2010

Lluvia.

Días de lluvia.

Gotas de lluvia.

Lluvia interminable.

Lluvia.

Lluvia de Bokeh.

Lluvia de soledad.

Lluvia persistente.

Gota de lluvia.

Claudicando.



"Quién dijo que soy un robot para estar siempre con una carita feliz, quién dijo que esto no me duele. En ocaciones es necesario mirar el pasado y sentirse orgulloso de lo logrado hasta este momento para recobrar una vez más la fe y la esperanza y así ser feliz".



He llegado a un instante en que no puedo, a fuerza de enfermedades seguir fingiendo que vivo; esperar, días a día a la muerte; prefiero convocarla y hacerlo a tiempo. No quiero dar molestias ni inspirar lástima a nadie. Habré cumplido, hasta la última hora, con mi deber.

El suicidio es o bien un acto de valor en un momento de cobardía o un acto de cobardía en un momento de valor.

Jaime Torres Bodet

No era amor.


No era amor. Fue otra cosa.


Pero según murmuran en la ciudad aquella,


yo cometí el delito de inventarte una estrella,


y fue tuyo el pecado de ofrecerme una rosa.

 


No era amor, no era eso


que se enciende en la sangre como una llamarada;


era mirar tus ojos y no decirte nada


o acercarme a tu boca sin codiciar un beso.

 


Tarde para mi hastío,


tarde para tu angustia de mariposa en vano,


eran como dos ciegos que se daban la mano,


como dos niños pobres, tu corazón y el mío.


Nada más. Ni siquiera


suspirar en la lluvia de una tarde vacía,


No era amor, fue otra cosa. No sé lo que sería.


Yo sólo sé que es triste que nadie lo creyera.
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JOSÉ ÁNGEL BUESA

viernes, 19 de febrero de 2010

Poema de la despedida.


Te digo adiós y acaso te quiero todavía.


No sé si he de olvidarte, pero te digo adiós.


No sé si me quisiste… No sé si te quería…


O tal vez nos quisimos demasiado los dos.


Este cariño triste y apasionado y loco


me lo sembré en el alma para quererte a ti.


No sé si te amé mucho... no sé si te amé poco,


pero si sé que nunca volveré a amar así.


Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo


y el corazón me dice que no te olvidaré;


pero al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,


tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.


Te digo adiós y acaso con esta despedida


mi más hermoso sueño muere dentro de mí…


Pero te digo adiós para toda la vida,


aunque toda la vida siga pensando en ti.
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JOSÉ ÁNGEL BUESA

jueves, 18 de febrero de 2010

Te quiero a las diez de la mañana.


Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.
Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mi, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.
Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?
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Jamine Sabines

martes, 16 de febrero de 2010

Táctica y estrategia.

Mi táctica es mirarte


aprender como sos


quererte como sos


mi táctica es hablarte


y escucharte


construir con palabras


un puente indestructible


mi táctica es


quedarme en tu recuerdo


no sé como, ni sé


con qué pretexto


pero quedarme en vos.


Mi táctica es ser franca


y saber que sos franco


y que no nos vendamos simulacros


para que entre los dos no hayan telón


ni abismos.


Mi estrategia es en cambio más profunda y más simple,


mi estrategia es;


que un día cualquiera


ni sé cómo, ni sé


con que pretexto por fin me necesites.
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MARIO BENEDETTI

domingo, 14 de febrero de 2010

Te quiero.


Te lo he dicho con el viento,



jugueteando como animalillo en la arena


o iracundo como órgano impetuoso;

 


Te lo he dicho con el sol,


que dora desnudos cuerpos juveniles


y sonríe en todas las cosas inocentes;

 


Te lo he dicho con las nubes,


frentes melancólicas que sostienen el cielo,


tristezas fugitivas;

 


Te lo he dicho con las plantas,


leves criaturas transparentes


que se cubren de rubor repentino;

 


Te lo he dicho con el agua,


vida luminosa que vela un fondo de sombra;


te lo he dicho con el miedo,


te lo he dicho con la alegría,


con el hastío, con las terribles palabras.

 


Pero así no me basta:


más allá de la vida,


quiero decírtelo con la muerte;


más allá del amor,


quiero decírtelo con el olvido.
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LUIS CERNUDA

sábado, 13 de febrero de 2010

Hoy como nunca.


Hoy como nunca, me enamoras y me entristeces;

si queda en mí una lágrima, yo la excito a que lave

nuestras dos lobregueces.



Hoy, como nunca, urge que tu paz me presida;

pero ya tu garganta solo es una sufrida

blancura, que se asfixia bajo toses y toses,

y toda tu una epístola de rasgos moribundos

colmada de dramáticos adioses.



Hoy, como nunca, es venerable tu esencia

y quebradizo el vaso de tu cuerpo,

y solo puedes darme la exquisita dolencia

de un reloj de agonías, cuyo tic tac nos marca

el minuto de hielo en que los pies que amamos

han de pisar el hielo de la fúnebre barca.



Yo estoy en la ribera y te miro embarcarte:

huyes por el río sordo, y en mi alma destilas

el clima de esas tardes de ventisca y de polvo

en las que doblan solas las esquilas.



Mi espíritu es un paño de ánimas, un paño

de ánimas de iglesia siempre menesterosa;

esa un paño de ánimas goteado de cera,

hollado y roto por la grey astrosa.



No soy más que una nave de parroquia en penuria,

nave en que se celebran eternos funerales,

porque una lluvia terca no permite

sacar el ataúd a las calles rurales.



Fuera de mí, la lluvia; dentro de mí, el clamor

cavernoso y creciente de un salmista;

mi conciencia, mojada por el hisopo, es un

ciprés que en una huerta conventual se contrista.



Ya mi lluvia es diluvio, y no miraré el rayo

del sol sobre mi arca, porque ha de quedar roto

mi corazón la noche cuadragésima;

no guardan mis pupilas ni un matiz remoto

de la lumbre solar que tostó mis espigas;

mi vida es solo una prolongación de exequias

bajo las cataratas enemigas.
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RAMÓN LÓPEZ VELARDE

miércoles, 10 de febrero de 2010

Barcarola.


Si solamente me tocaras el corazón,


si solamente me pusieras tu boca en mi corazón


tu fina boca, tus dientes,


si pusieras tu lengua como una flecha roja


allí donde mi corazón polvoriento golpea,


si soplaras en mi corazón, cerca del mar, llorando,


sonaría con un ruido oscuro, con sonido de ruedas de tren


con sueño,


como aguas vacilantes,


como el otoño en hojas,


como sangre,


con un ruido de llamas húmedas quemando el cielo,


sonando como sueños o ramas o lluvias,


o bocinas de puerto triste,


si tú soplaras en mi corazón, cerca del mar,


como un fantasma blanco,


al borde de la espuma,


en mitad del viento,


como un fantasma desencadenado, a la orilla del mar, llorando.






Como ausencia extendida, como campana súbita,


el mar reparte el sonido del corazón,


lloviendo, atardeciendo, en una costa sola:


la noche cae sin duda,


y su lúgubre azul de estandarte en naufragio


se puebla de planetas de plata enronquecida.






Y suena el corazón como un caracol agrio,


llama, oh mar, oh lamento, oh derribado espanto


esparcido en desgracias y olas desvencijadas:


de lo sonoro el mar acusa


sus sombras recostadas, sus amapolas verdes.






Si existieras de pronto, en una costa lúgubre,


rodeada por el día muerto,


frente a una nueva noche,


llena de olas,


y soplaras en mi corazón de miedo frío,


soplaras en la sangre sola de mi corazón,


soplaras en su movimiento de paloma con llamas,


sonarían sus negras sílabas de sangre,


crecerían sus incesantes aguas rojas,


y sonaría, sonaría a sombras,


sonaría como la muerte,


llamaría como un tubo lleno de viento o llanto,


o una botella echando espanto a borbotones.






Así es, y los relámpagos cubrirían tus trenzas


y la lluvia entraría por tus ojos abiertos


a preparar el llanto que sordamente encierras,


y las alas negras del mar girarían en torno


de ti, con grandes garras, y graznidos, y vuelos.






Quieres ser el fantasma que sople, solitario,


cerca del mar su estéril, triste instrumento?


Si solamente llamaras,


su prolongado son, su maléfico pito,


su orden de olas heridas,


alguien vendría acaso,


alguien vendría,


desde las cimas de las islas, desde el fondo rojo del mar,


alguien vendría, alguien vendría.






Alguien vendría, sopla con furia,


que suene como sirena de barco roto,


como lamento,


como un relincho en medio de la espuma y la sange


como un agua feroz mordiéndose y sonando.






En la estación marina


su caracol de sombra circula como un grito,


los pájaros del mar lo desestiman y huyen,


sus listas de sonido, sus lúgubres barrotes


se levantan a orillas del océano solo.
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PABLO NERUDA

martes, 9 de febrero de 2010

No hay olvido (sonata).

Olvido
Si me preguntáis en dónde he estado


debo decir "Sucede".


Debo de hablar del suelo que oscurecen las piedras,


del río que durando se destruye:


no sé sino las cosas que los pájaros pierden,


el mar dejado atrás, o mi hermana llorando.


Por qué tantas regiones, por qué un día


se junta con un día? Por qué una negra noche


se acumula en la boca? Por qué muertos?






Si me preguntáis de dónde vengo tengo que conversar con


cosas rotas,


con utensilios demasiado amargos,


con grandes bestias a menudo podridas


y con mi acongojado corazón.






No son recuerdos los que se han cruzado


ni es la paloma amarillenta que duerme en el olvido,


sino caras con lágrimas,


dedos en la garganta,


y lo que se desploma de las hojas:


la oscuridad de un día transcurrido,


de un día alimentado con nuestra triste sangre.






He aquí violetas, golondrinas,


todo cuanto nos gusta y aparece


en las dulces tarjetas de larga cola


por donde se pasean el tiempo y la dulzura.


Pero no penetremos más allá de esos dientes,


no mordamos las cáscaras que el silencio acumula,


porque no sé qué contestar:


hay tantos muertos,


y tantos malecones que el sol rojo partía,


y tantas cabezas que golpean los buques,


y tantas manos que han encerrado besos,


y tantas cosas que quiero olvidar.
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(De: Residencia en la tierra)
PABLO NERUDA

Arte poética.


Entre sombra y espacio, entre guarniciones y doncellas


dotado de corazón singular y sueños funestos,


precipitadamente pálido, marchito en la frente


y con luto de viudo furioso por cada día de vida,


ay, para cada agua invisible que bebo soñolientamente


y de todo sonido que acojo temblando,


tengo la misma sed ausente y la misma fiebre fría


un oído que nace, una angustia indirecta,


como si llegaran ladrones o fantasmas,


y en una cáscara de extensión fija y profunda,


como un camarero humillado, como una campana un poco ronca,


como un espejo viejo, como un olor de casa sola


en la que los huéspedes entran de noche perdidamente ebrios,


y hay un olor de ropa tirada al suelo, y una ausencia de flores,


-posiblemente de otro modo aún menos melancólico-,


pero, la verdad, de pronto, el viento que azota mi pecho,


las noches de substancia infinita caídas en mi dormitorio,


el ruido de un día que arde con sacrificio


me piden lo profético que hay en mí, con melancolía,


y un golpe de objetos que llaman sin ser respondidos


hay, y un movimiento sin tregua, y un nombre confuso.
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De: Residencia en la tierra
PABLO NERUDA

Me dueles.


Me dueles.


Mansamente, insoportablemente, me dueles.


Toma mi cabeza, córtame el cuello.


Nada queda de mí después de este amor.






Entre los escombros de mi alma búscame,


escúchame.


En algún sitio mi voz, sobrevive, llama,


pide tu asombro,


tu iluminado silencio.






Atravesando muros, atmósferas, edades,


tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto)


viene desde la muerte, desde antes


del primer día que despertara al mundo.






¡Qué claridad tu rostro, qué ternura


de luz ensimismada,


qué dibujos de miel sobre hojas de agua!






Amo tus ojos, amo, amo tus ojos.


Soy como el hijo de tus ojos,


como una gota de tus ojos soy.


Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme,


del suelo, de la sombra que pisas,


del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños.


Levántame. Porque he caído de tus manos


y quiero vivir, vivir, vivir.
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JAIME SABINES

domingo, 7 de febrero de 2010

No es que muera de amor.



No es que muera de amor, muero de ti.


Muero de ti, amor, de amor de ti,


de urgencia mía de mi piel de ti,


de mi alma de ti y de mi boca


y del insoportable que yo soy sin ti.


Muero de ti y de mí, muero de ambos,


de nosotros, de ese,


desgarrado, partido,


me muero, te muero, lo morimos.





Morimos en mi cuarto en que estoy solo,


en mi cama en que faltas,


en la calle donde mi brazo va vacío,


en el cine y los parques, los tranvías,


los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza


y mi mano tu mano


y todo yo te sé como yo mismo.

 


Morimos en el sitio que le he prestado al aire


para que estés fuera de mí,


y en el lugar en que el aire se acaba


cuando te echo mi piel encima


y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,


dichosa, penetrada, y cierto, interminable.





Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos


entre los dos, ahora, separados,


del uno al otro, diariamente,


cayéndonos en múltiples estatuas,


en gestos que no vemos,


en nuestras manos que nos necesitan.




Nos morimos, amor, muero en tu vientre


que no muerdo ni beso,


en tus muslos dulcísimos y vivos,


en tu carne sin fin, muero de máscaras,


de triángulos obscuros e incesantes.


Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,


de nuestra muerte, amor, muero, morimos.


En el pozo de amor a todas horas,


Inconsolable, a gritos,


dentro de mí, quiero decir, te llamo,


te llaman los que nacen, los que vienen


de atrás, de ti, los que a ti llegan.


Nos morimos, amor, y nada hacemos


sino morirnos más, hora tras hora,


y escribirnos y hablarnos y morirnos.
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Jaime Sabines
El puente de los sueños.

La utopía viable.


Los portadores de sueños.





Sueños olvidados.




                          Sueño en azul.



Solo hay libertad en el mundo de los sueños.






Un río de sueños.

Un mar de sueños.


.. Es increíble que la naturaleza pida ayuda a gritos!



pero mas increíble es que nadie la escuche...





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