domingo, 10 de octubre de 2010

No sé quién la lloró, pero la siento.


Francisco Luis Bernández:
La lágrima.

No sé quién la lloró, pero la siento

(por su calor secreto y su forma)

como brota de mi desventura

como nacida de mi desaliento.

Quizá desde un lejano sufrimiento,

desde los ojos de una estrella pura,

se abrió camino por la noche oscura,

para llegar hasta mi sentimiento.

Pero la siento mía, porque alumbra

mi corazón sin esa luz sin tasa

que solo puede dar el propio fuego.


Mi princesa ¿Por qué tuvo que pasar esto?

He estado tantas horas sin dormir, estoy exhausto.

Y ahora, sin haber pegado los ojos, veo otro día terminarse en la profundidad radiante y clara de un crepúsculo lluvioso.

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